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¿Por qué no puedes cambiar?

La ganancia del síntoma

¿Por qué no puedes cambiar?

Sabés que te hace daño, pero aun así, no podés dejar de hacerlo.

A todos nos pasó alguna vez. Lo que ocurre es que muchas veces nuestros síntomas, aunque nos hacen sufrir, también nos benefician, o evitan que nos enfrentemos a algo más doloroso y difícil de procesar.

Freud llamaba a esto la "ganancia del síntoma".

Por ejemplo, imagina una madre muy solitaria, que no afrontó bien la independización de sus hijos. Cada vez que se bajonea, su hija vuelve a la casa para cuidarla y contenerla. Cuando la madre se siente mejor, la hija se retira y vuelve a su vida. Sin embargo, poco después, la madre vuelve a deprimirse y el ciclo se repite.

La depresión, más allá de lo negativo, también le permite a la madre atraer a su hija, y evitar la soledad. Sanar muchas veces implica perder algo. Por eso, es tan difícil cambiar.

Es fundamental no solo tratar de "eliminar" el síntoma, sino también entender qué función cumple, cuál es su ganancia, para poder liberarnos de la necesidad de esa ganancia.

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